El campo de la cronobiología -el estudio de los ritmos biológicos- ha ampliado enormemente la comprensión del papel del ritmo y la sincronización en la salud y el funcionamiento del cuerpo y la mente. Nuestros complejos sistemas corporales se desarrollaron a lo largo del tiempo, evolucionando bajo el patrón de los cielos: el ciclo del día y la noche. A lo largo de la mayor parte de la historia de la humanidad, estábamos activos durante el día y descansábamos por la noche. Nuestros cuerpos y mentes evolucionaron de acuerdo con este ritmo circadiano de aproximadamente 24 horas que influye en casi innumerables procesos a través de una variedad de guardianes del tiempo en todo el cuerpo. Estos guardianes del tiempo incluyen relojes circadianos en los tejidos musculares que rigen la eficiencia energética y la respuesta al ejercicio.
Rendimiento y relojes circadianos en los tejidos musculares
Según los resultados de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Northwestern y publicado en la revista Cell Metabolism, los tejidos musculares tienen relojes circadianos que ayudan a determinar la eficiencia energética del músculo y sus acciones metabólicas durante el esfuerzo físico. Los investigadores explican que este hallazgo explica las diferencias horarias en la forma en que los músculos rinden y utilizan la energía durante la actividad física o el ejercicio, vinculando esas diferencias con el ritmo circadiano general y el ritmo natural de la actividad. En su estudio, utilizaron ratones, que son criaturas nocturnas, por lo que su ritmo natural es estar activos por la noche y descansar durante el día.
Las células tienen un ciclo de actividad de aproximadamente 24 horas, conformado por la influencia del ritmo circadiano sobre los guardianes del tiempo del cuerpo, incluidos los relojes corporales, los genes del reloj y los relojes circadianos del tejido muscular. El uso de los músculos durante el ejercicio cambia el entorno de las células que los componen, aumentando la necesidad de energía para alimentar la actividad.
Durante los periodos de baja actividad, las células musculares utilizan el oxígeno para crear energía. Durante los periodos más exigentes de actividad física, la necesidad de energía aumenta, superando el oxígeno disponible para producir esa energía. En ese momento, cuando el oxígeno es escaso en la célula, entran en juego las proteínas del factor inducible por hipoxia (HIF), que señalan el cambio a la utilización de azúcares para alimentar las necesidades energéticas de la célula.
En los músculos de los ratones, este proceso de adaptación al entorno celular cambiante debido a las exigencias del ejercicio y la eficacia de la respuesta de la célula al aumento de la demanda de energía fueron más eficaces durante el periodo activo del ritmo circadiano general y menos eficaces durante el periodo del ritmo circadiano en el que los ratones estarían normalmente en reposo.
Además de hacer correr a los ratones en cintas de correr a diferentes horas del día, los investigadores también utilizaron la experimentación genética para provocar cambios en el reloj circadiano del músculo. La alteración de ese reloj circadiano produjo graves anomalías musculares, lo que apunta al papel del reloj circadiano en la forma y la función saludables de los músculos, confirmando también las conclusiones de un estudio anterior que descubrió que los ratones con relojes moleculares de los músculos esqueléticos alterados eran más propensos a tener músculos esqueléticos débiles y poco desarrollados.
El ejercicio tiene un impacto en el ritmo circadiano
Aunque el ritmo circadiano influye en el rendimiento de los músculos en distintos momentos del día, el ejercicio también tiene un impacto en el ritmo circadiano. El ritmo circadiano, responsable de la sincronización de los guardianes del tiempo en todo el cuerpo, depende de las señales ambientales para mantener su sincronización.
La señal ambiental más fuerte para el ritmo circadiano general es la luz. Sin embargo, este ritmo fundamental también se ve afectado por el horario de las comidas y la actividad física, como el ejercicio. De hecho, para las personas que intentan restablecer un ritmo circadiano alterado, el ejercicio puede ser una herramienta valiosa y tiene un impacto directo en los relojes del músculo esquelético.
Los estudios con ratones tienen significado para los humanos
Los investigadores utilizan ratones en muchos estudios porque, a pesar de la diferencia en los periodos activos, tienen mucho en común con los humanos en lo que respecta a la genética y el funcionamiento mecánico interno del cuerpo. Los genes, los relojes moleculares y otros elementos estructurales que entran en juego durante el proceso de utilización de los músculos, la producción de energía y el metabolismo son similares a los de los humanos. Aunque es mucho lo que se puede aprender sobre la mecánica de estos procesos, es necesario seguir investigando para ver exactamente cómo estos resultados y las teorías que se derivan de ellos pueden aplicarse específicamente a los humanos.
L’importanza della salute del ritmo circadiano è evidente
Lo que sí es evidente e inmediatamente aplicable a la salud humana es la importancia de mantener un ritmo circadiano saludable. Aunque todavía queda mucho por aprender sobre los mecanismos implicados, está claro que los ritmos circadianos influyen en la salud y la función de todo el cuerpo, ya que los tejidos periféricos tienen sus propios relojes circadianos y los ritmos circadianos influyen incluso en las actividades moleculares.
Teniendo esto en cuenta, dé prioridad a la salud de su ritmo circadiano. Mantenga un horario regular para dormir, despertarse, comer y hacer actividad física o ejercicio. Practique una buena higiene del sueño y prepare esas comidas regulares con alimentos sanos e integrales. Asegúrese de exponerse lo suficiente a la luz natural a lo largo del día, haciendo especial hincapié en la luz matutina.