¿Qué es la crononutrición?
¿Quieres perder peso sin contar calorías, sin apuntarte a un club o comer solo comidas líquidas? ¿Buscas un método que te prometa un éxito duradero sin efectos yo-yo? ¿También quieres perder peso rápidamente y ralentizar el proceso de envejecimiento al mismo tiempo? ¿O simplemente quieres seguir una dieta sana y equilibrada que además sea fácil de integrar en tu vida diaria?
La solución: la crononutrición, que te ayuda a acercarte a tu figura deseada y al mismo tiempo hacer algo por tu salud, sin tener que renunciar a tus alimentos favoritos.
La crononutrición es un concepto de estilo de vida a largo plazo que ayuda a optimizar el peso y a alinear los procesos biológicos según las correspondientes horas del día. Por ejemplo, las comidas se adaptan a los ritmos naturales del cuerpo, es decir, cuando el organismo puede absorber y procesar óptimamente determinados alimentos. El placer y la variedad están garantizados en cada comida.
¿Cómo funciona la crononutrición?
Una alimentación sana significa sobre todo una cosa: ¡comer de acuerdo con tu reloj interno! Determinados ritmos biológicos, a lo largo del día, requieren alimentos diferentes en determinados momentos. Por lo tanto, no se trata solo de cuánto comemos, sino de CUÁNDO comemos QUÉ.
La regla básica más importante es: ¡3 comidas al día son suficientes!
Solo hay tres comidas al día: desayuno, comida y cena. No se permite picar entre horas. Precaución: deben transcurrir de cinco a seis horas entre las comidas. De este modo, el nivel de azúcar en sangre puede bajar después de las comidas. Además, durante la larga noche, el metabolismo utiliza la energía de los depósitos de grasa. Solo así el organismo puede atacar y descomponer las reservas de grasa almacenadas en profundidad.
¿Qué se puede comer en cada comida?
La clave del éxito, sin embargo, no es solo seguir los fundamentos de la crononutrición, es decir, cuándo comer o no comer algo. Lo que se come en cada comida también es importante, ya que los azúcares, las grasas y las proteínas son procesados de forma diferente por el organismo en distintos momentos del día.
El desayuno:
El desayuno es la comida más importante del día, ya que constituye la base del funcionamiento del metabolismo del organismo durante todo el día. No te lo saltes, ya que es mejor consumir la mayor parte de la alimentación diaria al principio del día. Para empezar bien el día, necesitamos carbohidratos en forma de azúcar y almidón en el desayuno. Para evitar picos de insulina innecesarios, el azúcar solo debe consumirse lentamente. Por lo tanto, es preferible elegir productos integrales. También se permiten las salsas dulces y vegetarianas, la fruta, el muesli y los dulces. Sin embargo, las proteínas animales como la leche, los huevos, los embutidos o el queso son un obstáculo, por lo que deben evitarse.
El almuerzo:
Todo está permitido en el almuerzo, tanto las proteínas como las grasas y los hidratos de carbono. Pero ten cuidado de no excederte para evitar un bajón de rendimiento en la segunda mitad del día. Es mejor optar por una mezcla equilibrada.
La cena:
La última comida del día debería consistir en proteínas, evitando azúcares o almidones. Esto es importante para preparar el organismo para un sueño reparador y para evitar los fuertes ataques de hambre en las 12 horas anteriores al desayuno. Procura no comer en exceso y no ingerir todos los alimentos en cada comida. Más bien, se recomienda una dieta equilibrada que siga las leyes de la cronobiología.