Algunas personas saltan de la cama a primera hora de la mañana, mientras que otras prefieren empezar el día más despacio. Tanto si te levantas con una sonrisa como con un gemido, los científicos afirman que tu reloj interno -conocidocomo ritmo circadiano- podría influir en este comportamiento y en muchos otros.
El ritmo de las actividades puede influir
Los relojes biológicos regulan no sólo el ciclo sueño-vigilia, sino también una serie de funciones fisiológicas y metabólicas cotidianas. Cada vez son más las investigaciones que sugieren que los ritmos circadianos desempeñan un papel importante en la salud y la capacidad de recuperación.
Un nuevo estudio de la Universidad de Florida Health, financiado por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA), muestra ahora que el ritmo y la regularidad de las actividades diarias pueden estar relacionados con la mejora de la capacidad cardiorrespiratoria y el rendimiento al caminar, dos importantes indicadores de un envejecimiento saludable. El estudio reveló que los adultos mayores que realizaban actividades diarias más temprano y con mayor regularidad presentaban un mejor estado cardiovascular y pulmonar que los que las realizaban más tarde o con horarios más irregulares.
«Hace tiempo que sabemos que la actividad física contribuye a un envejecimiento saludable, pero este estudio demuestra que el momento en que se realiza la actividad también puede desempeñar un papel importante», afirma la Dra. Karyn Esser, autora principal y profesora y directora del Departamento de Fisiología y Envejecimiento de la Facultad de Medicina de la UF. «Los mecanismos circadianos que controlan el ritmo diario en nuestro sistema son importantes para nuestro bienestar».
Sin embargo, el estudio, publicado en Medicine & Science in Sports and Exercise, no prueba una relación causal, subrayó Esser. Aunque los hallazgos son prometedores, dijo, se necesita más investigación para determinar si el ajuste de los horarios de actividad puede conducir a mejoras en la salud y si estos hallazgos pueden aplicarse a poblaciones más jóvenes.
Entre los hallazgos clave se incluyen:
Los investigadores incluyeron en el estudio a unos 800 adultos mayores independientes con una edad media de 76 años. Los participantes llevaron pulseras durante siete días que registraban continuamente sus actividades. A continuación, se sometieron a una prueba de ejercicio cardiopulmonar para obtener una evaluación exhaustiva de su salud cardíaca y pulmonar.
- Los ciclos de actividad y reposo con mayor amplitud -que reflejan una mayor actividad durante la fase activa del día en comparación con la fase de reposo- se asociaron con una mejor aptitud cardiorrespiratoria y un mejor rendimiento al caminar.
- Un pico de actividad diario más temprano -definido como el momento del día en el que los individuos eran más activos- se asoció con una mejor forma cardiorrespiratoria y rendimiento al caminar.
- Una mayor consistencia en los patrones de actividad diaria, por ejemplo, cuando el pico de actividad se producía a la misma hora cada día, también se asoció con mejores resultados.
Las futuras estrategias sanitarias podrían incluir la adaptación de los planes de actividad y tratamiento al reloj interno del individuo
La actividad incluye todos los movimientos cotidianos -caminar, trabajar en el jardín, limpiar o ir de compras-, no sólo el ejercicio. El reloj interno del cuerpo ayuda a regular funciones fisiológicas como la liberación de hormonas, la presión sanguínea y la temperatura central según el ciclo natural del día y la noche. Las alteraciones de este ritmo, como las causadas por el jet lag o el trabajo por turnos, pueden tener efectos negativos sobre el sueño, el estado de ánimo y el rendimiento físico.
Esser subraya que, aunque su estudio sugiere una relación entre la actividad temprana y regular y la mejora de la salud, no prueba que seguir un horario de este tipo mejore la salud y la forma física. No obstante, los resultados abren interesantes posibilidades para la medicina personalizada. Dado que los ritmos circadianos varían de una persona a otra, las futuras estrategias sanitarias podrían incluir la adaptación de los programas de actividad y tratamiento al reloj interno de cada individuo.
«Cada uno de nosotros tiene un cronotipo -una tendencia biológica a estar más alerta por la mañana o por la noche- y estas diferencias pueden desempeñar un papel importante en nuestra salud», afirma Esser. Avanzamos hacia un futuro en el que comprender y respetar nuestros ritmos individuales puede ayudar a mejorar la atención médica y la vida cotidiana». Los científicos utilizan una sencilla taquigrafía para describir si una persona es madrugadora o vespertina. Un madrugador es una «alondra», nombre del pájaro cuyo canto suele oírse al amanecer. Los madrugadores son «búhos», que reciben su nombre del pájaro que caza de noche y duerme de día.